Alguien te dice: “Yo eso ya sé cómo se hace”.
Luego ves lo que hace… y claramente no sabe.
¿Alguna vez te ha pasado?
“Ya sé cómo se hace”.
— El panadero que lleva 30 años levantándose a las cinco y sigue haciendo el pan correoso.
“Ya sé cómo se hace”.
— El vendedor que se acerca a los clientes para preguntarles si necesitan algo y se va.
“Ya sé cómo se hace”.
— El fotógrafo que lleva años diciendo que no necesita aprender nada nuevo porque ya tiene su técnica, su estilo y su equipo… y suda para cerrar clientes.
Ya.
Sé.
Cómo.
Se.
Hace.
Y lo peor es que no se dan cuenta de que esa frase, “ya sé cómo se hace”, es exactamente lo que los está bloqueando.
No hay mayor venda que pensar que ya lo sabes todo.
Mientras tú estás ahí convencido de que lo tienes todo controlado, hay alguien que se está llevando el cliente que podría ser tuyo.
Y ni te estás enterando porque… YSCSH.
¿Entonces los clientes dónde están?
¿La culpa es del mercado?
Lo jodido es que ese alguien no necesariamente hace mejores fotos.
Sabe algo que tú no.
Puede ser cualquier cosa. Pero es una en especial.
Sabe cómo usar eso para vender.
Lo que diferencia a quienes llenan sus agendas de trabajo y quienes sudan para cerrar ventas (incluso de bajo precio) no es el talento ni el equipo. Es el conocimiento preciso.
El conocimiento de cómo atrapar al cliente, de cómo crear imágenes que hablen directamente a esas cabecitas, a lo que quieren más allá de las fotos.
El conocimiento para dejar de mostrarse como un fotógrafo y mostrarse como quien entiende lo que realmente desea.
No te imaginas lo que vale eso.
Ahora pregúntate…
¿Ya lo sabes todo?
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Feliz día.