Ayer estuve almorzando con mi amigo Juan Lamina. Si no lo conoces, pásate por el episodio 8 del podcast.
Como somos valencianos, estuvimos dos horas almorzando y dio para comentar muchas cosas.
Una de ellas fue el miedo a vender.
O el miedo a parecer un vendehúmos.
A parecer un vendido.
Mucha gente tiene ese miedo.
Entonces se buscan frases conformistas como “lo que hago es bueno para los demás”, “tú también compras, las cosas son así” o “estás mejorando la vida de otras personas”.
Nada en contra, salvo que eso no quita el miedo a vender.
Es sólo ponerle un poco de purpurina al problema, pero en realidad sigue ahí.
¿Sabes cuál es la mejor forma de perder el miedo a vender?
Que te manden a tomar por culo unas cuantas veces.
Créeme, así espabilé yo.
Porque la realidad no es que te dé miedo vender, es que te da miedo que te rechacen. Y por eso prefieres no intentarlo.
Piensa si prefieres afrontar el rechazo y tener oportunidades o sentarte en el sofá y ver cómo te aprieta la cuenta cada día que pasa y no llegan clientes.
Sólo tienes que insensibilizarte al rechazo y entonces te conviertes en alguien imparable.
No irrechazable.
Imparable.
Vale, ahora atiende.
Lo de que te manden a tomar por culo unas cuantas veces lo necesitas sí o sí, te dé miedo vender o no, pero eso no te lo puedo proporcionar yo.
Lo que sí tengo es una lista en la que hablo sobre cómo mejorar tu negocio sin miedos.
Te apuntas aquí abajo.
Feliz día.