Uno de mis primeros trabajos profesionales como diseñador fue hace 20 años y era una web para una tienda de ropa de hip hop que frecuentaba.
Tanto ir por allí me acabé haciendo colega del dueño y cuando me dijo que necesitaba una web, le dije que yo se la podía hacer.
400€ con 17 años.
Millonario.
Pero lo que te quiero contar no es eso, es la reacción que tuvo cuando la vio y por qué el argumento del dinero es pésimo para ofrecer tus servicios.
Pésimo.
Pesimísimo.
Resulta que le hice una presentación en flash con uno de los temas del grupo de su hermano. Salían unas fotos de Nueva York, un par de la tienda y al final el logo.
Era una auténtica mierda.
¿Sabes qué decía a cada persona que entraba por la puerta?
—Oye, mira qué pasada de presentación me han hecho. Mira cómo mola. Mira, mira, mira. Con la canción de mi hermano.
A cada uno.
A.
Cada.
Uno.
Siempre con una sonrisa en la cara como un niño pequeño con su presentación.
¿Ves lo que te quiero decir?
Ahora coge y atrévete a decirle a un cliente que le vas a hacer unas fotos para que venda más en su negocio.
Jajajajaja.
Métete en la cabeza que nadie hace las cosas por dinero. Que el 99% de las personas están cómodas con lo que ganan y si no lo están, se buscan la vida de otra forma que nunca es contratando tus servicios.
Si lo hacen es por eso otro que te digo.
Hay algo más que les hace moverse mucho antes y con mucha más decisión que los argumentos superficiales.
Entonces, ¿cuánto tiempo más puedes estar dando argumentos que no funcionan?
Esos que usa quien no tiene ni idea de con quién trata. No seas esa persona.
La próxima vez que hables con un posible cliente, piensa si estás comunicando lo que debes para que se vuelva loco por contratarte.
Lo demás es perder el tiempo.