Voy a contarte una historia inmobiliaria que, si la aplicas a tu negocio fotográfico, te aseguro dos cosas:
Uno, que los clientes te verán como alguien con una seguridad brutal en lo que hace.
Y dos, que eso se traduce en más clientes buenos. De los que pagan sin poner ni una pega.
La historia va de dos inmobiliarias con formas muy distintas de trabajar. Todos somos una de ellas.
Hace un tiempo estuve buscando casa.
Encontré una que me encantó. Tanto, que la reservé el mismo día.
La comercial me trató de maravilla. Me llamaba para saber cómo estaba, me decía lo bonito que era el piso, lo bien que iban las obras…
Seguimiento constante y esas mierdas.
Todo muy bonito.
Hasta que, dos meses después, llegamos al punto de la reserva donde me soltaron las condiciones finales.
No voy a entrar en detalles, pero te digo que dije que no.
Dos meses de su tiempo para un no.
Al par de días, encontré otro piso que también me gustaba.
Mandé un mensaje pidiendo información y las condiciones.
La respuesta llegó enseguida: un correo claro, directo, con todo lo que pedían para acceder al alquiler.
Nada de enamorarme ni seguimiento. Me dejaron todo tan claro que, al minuto, ambos sabíamos que no era cliente para ellos.
Un minuto contra dos meses.
Esto no es muy diferente de vender servicios en la fotografía.
Puedes ser el fotógrafo que intenta convencer al cliente, enviando propuestas, haciendo seguimiento, “enamorándoles” y gastando horas en alguien que, al final, no te contrata.
O puedes ser el fotógrafo que deja todo claro desde el principio. Que filtra a los malos clientes antes de perder tiempo y energía.
Los segundos no tienen que perseguir a nadie. Sus clientes llegan sabiendo lo que quieren, y lo que quieren es trabajar con ellos.
Conviértete en un repelente de malos clientes, y lo único que te quedará será poner la alfombra roja a los buenos.
En mi lista de correos hablo de cosas como esta: cómo tener un negocio fotográfico más rentable y menos complicado.
Feliz día.
PD: ¿Prefieres clientes que te persigan o tener que perseguirlos tú? Porque la diferencia está en cómo planteas tu negocio desde el primer momento.