Estaremos de acuerdo en que lo mejor que te puede decir un posible cliente es “sí”.
Vale.
¿Pero sabrías decirme qué es lo segundo mejor que te puede decir?
¿”Gracias, voy a valorarlo”?
¿”Me gusta mucho lo que haces, me lo pienso y te contesto”?
¿”Ya te llamo yo para confirmarte”?
¿”Necesito más tiempo, pero casi seguro que sí”?
¿”Quién eres y por qué tienes mi número”?
Es más fácil que todo esto.
Te lo cuento.
Apunta.
La segunda mejor cosa que te puede decir un posible cliente es…
NO.
Así, en mayúsculas.
Puedes pensar que me he fumado tremendo petardo, pero no.
No he fumado en mi vida.
La gente tiene pánico al NO, al rechazo y a quedarse sin el cliente.
Cualquier cosa es mejor que un rechazo, incluso que me deje en stand by mientras va por ahí recopilando presupuestos para compararlos.
Por eso se bajan los pantalones con tal de no escuchar esas dos letras.
Así que atiende.
Si tu cliente tiene dudas es que no sabe lo suficiente.
Si no sabe lo suficiente es que no ha probado lo suficiente.
Y cómo va a probar lo suficiente si es una puta marmota decidiendo.
Atiende más.
Quien decide hoy en lugar de mañana toma, como mínimo, el doble de decisiones.
Doble de decisiones, doble velocidad.
Y esto va de hacer las cosas con velocidad.
Menos presupuestos y más clientes.
Menos presupuestos y más clientes.
Menos presupuestos y más clientes.
Más clientes.
Más clientes.
Más clientes.
Y para tener más clientes, lo que necesitas es rechazarlos.
Por muy contradictorio y fumado que suene.
Pruébalo y verás lo sencillo que es conseguirlo y la poca gente que se tira horas y días y semanas persiguiendo clientes que no quieren nada.
Si conoces esa sensación, lo que cuento en mi lista de correos te va a flipar.
Te apuntas abajo.
Feliz día.